artículos | primera del plural | consultas | cursos | grupos de entrenamiento | contacto | blog de Ricardo
Hola, Toni:
Los apetitos, o el deseo de comer ciertas cosas concretas, obedece a varias razones diferentes:
A este último caso quiero referirme a propósito de las ganas de comer cosas dulces.
Sabemos que tomar muchos dulces es malo, eso nos dicen los nutricionistas, fisiólogos y médicos; puede ocasionar diabetes, acelerar los procesos de envejecimiento, enfermedades cardiovasculares, caries… Entonces, ¿por qué nos gusta tanto?
Por razones adaptativas, nuestro cerebro está preparado para detectar el sabor dulce. Las sustancias dulces contienen mucha energía, están presentes en las frutas maduras y en algunos otros vegetales, y podemos detectarlas gracias a la existencia de regiones cerebrales especializadas que, además, están conectadas con las áreas del placer. Esta característica favoreció a nuestros primitivos antepasados la búsqueda de las frutas maduras frente a las verdes, optimizando así el resultado de su elección ya que tenían una buena cantidad de energía.
Sin embargo, el desarrollo de técnicas alimentarias nos ha proporcionado extractos y transformaciones de esas sustancias dulces: la sacarosa, mejor conocida como azúcar común, por ejemplo. En la naturaleza no hay ningún alimento que contenga la cantidad de azúcar que tiene una cucharilla de sacarosa, de forma que su ingesta produce una mayor estimulación de las áreas de placer en el cerebro. Esa estimulación intensa es común a todas las sustancias adictivas, que lo son por esa razón. Por tanto, nuestro gusto por las cosas dulces de repostería, las chucherías y cosas similares tiene su explicación en el poder adictivo del azúcar que contienen.
Esta es una de las razones de que se añada glucosa o sacarosa a la mayor parte de los alimentos procesados: contienen azúcares en cantidades insuficientes para garantizar su conservación pero en cantidades suficientes para estimular nuestros centros de placer.
Sabiendo esto, podemos sobreponernos a ese poder adictivo y elegir qué queremos comer sin someternos a las manipulaciones de las industrias alimentarias.
el placer de nadar
Diseño y programación: TIMONCOM s. l. © 2012 . De los textos e imágenes, sus respectivos autores © 2009 en adelante. Todos los derechos reservados.