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Ricardo Sánchez: Me consta que en la actualidad practicas varios deportes, ¿cuándo comenzaste a practicar cada uno de ellos?
Antonio Aguer: A tu primera cuestión, decirte que sí, es cierto, que en la actualidad practico varios deportes con cierta regularidad. Básicamente son tres; la natación, el running y la bicicleta de montaña. Yo diría que la natación fue el primero de los tres, a principios de los setenta. Cuando el colegio La Salle Bonanova estrenó su polideportivo, los alumnos del colegio fuimos de los primeros en tener clases escolares de natación. En ellas nos enseñaron la técnica de los diferentes estilos. Bueno, fue un comienzo… Luego más tarde, ya en los noventa, Silvia (mi mujer) y yo nos hicimos socios del polideportivo, atraídos principalmente por su piscina; y es que a mí nadar me gustaba porque me relaja. Hasta que el año pasado descubrí otra manera de sentir la natación. Cuando creía que más o menos lo sabía todo, llegaste tú y nos mostraste una perspectiva diferente y lo mucho que todavía podíamos aprender.
El running, cuando yo empecé, lo llamaban jogging o footing. Lo inicié de la mano de mi padre y mi tío a finales de los setenta. Ellos ya llevaban unos cuantos años corriendo, la verdad es que fueron un modelo. Entrenaban en el antiguo estadio de Montjuïc, antes de su remodelación para los JJ. OO. del 92. Cuando no teníamos colegio, mi hermano, mi primo y yo los acompañábamos, tenía su gracia… el estadio era de 1929 y en esa época, cuando nosotros íbamos, casi no se utilizaba y estaba un poco ruinoso. Más adelante, en la época universitaria, ya empecé a ser más regular con los entrenos, seguía practicando con mi primo y mi hermano dos veces por semana en los campos universitarios de la Diagonal… hasta hoy, que todavía sigo haciendo mis kilómetros. Intento salir a correr, como mínimo, dos o tres veces a la semana.
La bicicleta de montaña la probé por primera vez en el verano de 1994. Salía con un grupito de amigos, y poco a poco nos íbamos animando más con cada salida. Descubríamos caminos y rincones en la montaña a los que, si no hubiese sido por la bici, no hubiéramos llegado nunca. Este es el deporte que practico con menos regularidad, ya que básicamente lo hago entre mayo y octubre, incrementando la intensidad en vacaciones. También me sirve de sustituto si no puedo correr por alguna lesión; entonces cojo la bicicleta, que es menos agresiva.
RS:Parece bastante claro que hay en ti un triatleta en ciernes, ¿te has planteado alguna vez participar en un triatlón?
AA: Al principio no me lo había planteado, ya que son deportes que he practicado solo por diversión. Por ejemplo, la bicicleta la cojo sobre todo en verano, pues requiere de más tiempo y es entonces cuando dispongo de él. Me gusta hacer salidas con amigos por la montaña, disfrutar de la naturaleza y de la compañía. En el triatlón se utiliza la bicicleta de carretera, y eso ya es otra cosa…, para entrenar tienes que salir a la carretera y compartir tu espacio con los coches. Pero bueno, entiendo que es cuestión de costumbre y adaptación. Podría planteármelo.
En cuanto a la natación, hasta hace un año ni me lo planteaba, porque no me veía capacitado para nadar medias o largas distancias en el mar. Estaba acostumbrado a nadar durante una hora en la piscina, que es muy diferente. Ahora, después de este primer año de entrenamiento contigo y practicando la técnica que nos has transmitido, es muy diferente. Este verano ha sido la primera vez que he nadado regularmente en el mar, y he podido constatar que puede ser un reto del todo asumible.
Y por último, el running. El deporte que llevo más años practicando me ha pasado factura en forma de lesiones. Correr es muy agresivo, castiga tus articulaciones. Hace unos cuatro años padecí una osteopatía de pubis (pubalgia), y desde entonces he tenido que disminuir bastante la intensidad de los entrenos. Ahora solo salgo a correr para mantenerme, en relación a la cardio. Ya no puedo pelearme con el crono; si apreto, me puedo hacer daño, qué lástima…
En definitiva, aunque a veces le sigo dando vueltas, lo más prudente para mí es seguir los triatlones como espectador.
RS: Aunque optes por no pelear con el crono, estoy seguro de que podrías disfrutar mucho participando en un triatlón. Mientras tanto, me gustaría saber más sobre tu experiencia de este verano en el mar. ¿Qué diferencias has encontrado entre nadar en la piscina y hacerlo en el mar?
AA: La experiencia en el mar de este verano ha sido fantástica. He salido a nadar dos o tres días por semana. La hora… prontito, antes de que planten las sombrillas, sobre las ocho y media de la mañana, cuando tenía todo el mar para mí. Otra ventaja de madrugar era que a esa hora todavía no se había levantado el viento, con que la mar estaba plana casi todos los días. Normalmente hacía recorridos de entre mil quinientos y mil ochocientos metros, suficiente para no perder la buena costumbre. Saber hacia dónde vas y poder mantener un rumbo fijo, gracias a la técnica del "cocodrilo", es fundamental. A partir de aquí, una vez has conseguido poder nadar en línea recta, viene todo lo demás… La mejor sensación es la de flotabilidad. Después de todo el verano nadando en el mar, cuando he vuelto a la piscina este mes de septiembre, me ha dado la impresión de estar hundiéndome. Otra buena sensación de nadar en aguas abiertas ha sido que no tenía la necesidad de respirar cada dos o tres brazadas; en mi caso podía respirar cada cuatro brazadas sin que aumentara la fatiga. Todo ello gracias a la técnica adquirida en tus clases del curso pasado.
RS: Lo que comentas sobre el ritmo respiratorio es muy importante y tendremos que investigar los resultados que consigues utilizando los diferentes patrones respiratorios. Según observan Wilmore y Costill (2007) : "[...] en general, el VE/VO2 [la proporción entre el aire ventilado (VE) y y la cantidad de oxígeno consumida por los músculos (VO2)] permanece relativamente constante en un amplio abanico de niveles de ejercicio. Esto indica que los sistemas de control para la respiración están ajustados apropiadamente a las necesidades de oxígeno del cuerpo. Incluso en actividades tales como la natación, donde la respiración debe sincronizarse con el ciclo de brazadas, el VE/VO2 no se diferencia del de otras actividades de respiración libre". Lo que parece indicarnos que tenemos que ser extremadamente prudentes en cualquier modificación sobre la regulación respiratoria. De hecho, los autores citados cuestionan prácticas muy habituales en la natación como la hiperventilación antes de un sprint. Es, por tanto, un tema al que hay que dedicar una atención personalizada. En un deporte como la natación, en el que contener la respiración puede ofrecer alguna ventaja a la mecánica de la brazada y a la hidrodinámica, es muy fácil ceder a la tentación de disminuir la frecuencia respiratoria, lo que puede dificultar el metabolismo oxidativo y la aportación de oxígeno al sistema nervioso central. Esto último puede producir pérdida de concentración y somnolencia, dos grandes enemigos en cualquier travesía. Disculpa la digresión… Me gustaría saber si te planteas participar en alguna competición de natación, ya sea en piscina o ya sea en aguas abiertas.
AA: Sí que me lo planteo. La verdad es que, en este momento, me haría mucha ilusión, principalmente en aguas abiertas. La opción de participar en alguna competición en piscina es la que menos me atrae, creo que tiene que ser un poco agobiante. La sensación que debe vivirse en un pabellón lleno de nadadores y espectadores, esperando los primeros a que les llegue su turno después de las diferentes series, no me seduce mucho. La piscina para entrenar sí, es la alternativa más viable que tengo para el día a día. Además, me encanta compartir entrenos y sensaciones con nuestro grupito de nadadores.
En cambio, una competición en aguas abiertas ya es otra cosa. En primer lugar, ya estás en contacto directo con la naturaleza, sea en el mar o en un lago. Empezamos bien, a mí me encanta. Y luego, por lo que tengo entendido, en la mayoría de competiciones todo el mundo sale a la vez, no hay que esperar tu turno. Aunque, por lo que dicen los más experimentados, lo de salir en masa también tiene algún inconveniente: los primeros metros son una lluvia de patadas, manotazos, agarrones… pero bueno, eso es solo en los primeros metros…, y luego a disfrutar de la travesía. Seguro que esta temporada me apuntaré a alguna. Para empezar, una de mil quinientos o dos mil metros sería lo deseable.
RS: Sin duda, son dos experiencias muy diferentes. En piscina, la lucha no es tanto contra los elementos externos, se compite más con uno mismo. Se trata de mantener el estado de tensión adecuado antes de la prueba, de realizar el calentamiento más indicado, de saber regular el esfuerzo durante las diferentes fases de la prueba o de realizar una buena vuelta a la calma. Es una experiencia muy enriquecedora que considero recomendable vivir, al menos durante una temporada. ¿Podrías hablarnos un poco de tu experiencia competitiva en los otros deportes que practicas?
AA: Mi experiencia competitiva se limita a la de un deportista aficionado: he participado en alguna salida en bicicleta de montaña y en alguna que otra carrera popular.
En dos ocasiones he asistido a la Cabrerès BTT. Fue en las ediciones de 1996 y 1998, junto con un grupo de amigos. Hacía poco que me había aficionado a la bicicleta de montaña; la primera BTT me la compré en el verano de 1994. El motivo por el que me inscribí fue poder participar en una pedalada popular por un rincón espectacular como es el Collsacabra, el pretexto perfecto para hacer una salida en bici fuera de mi entorno habitual. Ahora bien, eso sí, resultó durilla… creo recordar que fueron unos cincuenta y cinco o sesenta kilómetros.
En las competiciones que más he participado son las de atletismo. No me acuerdo de todas… Estas son algunas de ellas: la Cursa del Corte Inglés, en seis o siete ocasiones, con amigos, con Silvia (mi mujer), y en dos ocasiones con mis hijos…; dos veces en la Cursa dels Bombers; y media maratón de Barcelona, en cuatro ocasiones. En cuanto a estas otras, sí me las tomaba en serio: estaba en buena forma y todavía no habían aparecido las lesiones, ¡¡así que salía para marcar un buen tiempo!! Dos veces el cross Ciudad Diagonal, un recorrido de ocho kilómetros de montaña. El segundo año participé con mis hijos, junto con una compañera de natación y sus hijas, y todos conseguimos premios: mis hijos y las damas (madre e hijas) consiguieron medallas (por categorías, hombre-mujer y edad) y yo me llevé el mejor premio de todos, una pata de jamón (…por sorteo, jeje). Por último, el Triatlón de Barcelona, en la modalidad de sprint por equipos; a mí me tocó correr los diez kilómetros.
Hacía dos años que no asistía a ninguna carrera, pero el domingo pasado participé con Silvia y un grupo de amigos en la Dir Sant Cugat, con un recorrido de diez kilómetros. Nos hemos propuesto volver a coincidir en alguna más, para disfrutar y pasar un buen rato. Mi ilusión es que algún día alguno de nuestros hijos decida volver a acompañarnos. Ya llegará, paciencia… es una cuestión de edad.
RS: ¿Qué ha significado para ti comenzar a trabajar la técnica de nado?
AA: Una experiencia completamente nueva, ya que después de tantos años nadando y pensando que lo hacía bien, resultó que no, que todavía existía mucho recorrido para mejorar. Después de muchos años en los que nadaba de una forma mecánica, sin pensar en lo que hacía ni en cómo lo hacía, uno acaba por pensar que nada mejor o peor según el número de piscinas que es capaz de completar en un crono determinado. Con el paso del tiempo, lo único que conseguía era una buena forma física aumentando la resistencia, ya que en realidad el número de piscinas que conseguía nadar siempre era el mismo.
A partir del año pasado, al comenzar a practicar la técnica de nado en tus sesiones de entrenamiento, comencé a experimentar desde el principio unas sensaciones contradictorias. ¿Cómo era posible que, nadando menos piscinas y aparentemente sin esfuerzo, acabase cada sesión con agujetas? Los diferentes ejercicios técnicos son muy variados y amenos: brazada, posición hidrodinámica, respiración, tipo de patada… Con el tiempo y una vez vas adquiriendo poco a poco la técnica, la experiencia de nadar cada vez se va haciendo más agradable. Porque, ahora sí, me doy cuenta de que trabajando la técnica consigo mejores tiempos, me canso menos, e incluso me atrevería a hacer una travesía de media distancia en aguas abiertas y, lo mejor de todo, obtengo un mayor placer nadando.
RS: ¿Cuáles son tus objetivos para esta temporada?
AA: Esta temporada ya he empezado a participar en alguna carrera popular. El objetivo es llevar a cabo carreras de corta distancia, diez kilómetros son suficientes. Se trata de pasar alguna mañana de domingo compartiendo estas salidas con un grupo de amigos. No intento establecer marcas, sino participar, disfrutando en buena compañía y con un ambiente deportivo inmejorable.
Por último, también me gustaría poder apuntarme a alguna travesía en aguas abiertas, como ya están haciendo algunos de mis compañeros de los grupos de entrenamiento. Para mí será una experiencia completamente nueva, ya que hasta el momento todavía no he tenido la ocasión de estrenarme. Al final de la temporada pasada lo intentamos, pero al no dejarnos participar con neopreno (el reglamento no lo permitía y, por aquella época, la temperatura del agua todavía era baja), decidimos posponer la experiencia. El objetivo es el mismo: participar y compartir una buena experiencia.
|* Aunque soy español, nací en 1964 en la ciudad de Sao Paulo (Brasil), desde los 4 años vivo en Barcelona. Estoy licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Barcelona y Máster en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias (M.D.I) por la Universidad Politécnica de Madrid. Actualmente soy gerente del Grupo Inmobiliario Ocean.
|Willmore, J. H. y Costill, D. L., Fisiología del esfuerzo y del deporte, Editorial Paidotribo, 2007, 6º edición revisada y aumentada.
el placer de nadar
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