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Diálogo con Borja López de Lamadrid*

Borja López de Lamadrid. Fotografía Ricardo Sánchez

Ricardo Sánchez: Tienes un largo recorrido en carreras de resistencia. ¿Cómo te iniciaste en ellas?

Borja López de Lamadrid: De pequeño, porque joven aún me siento, competía en atletismo en el colegio. Era delgado y largo y eso me dotaba de cierta facilidad para este deporte. Si unimos eso a que mi profesor de educación física era Abascal (el medallista olímpico), pues era un plus motivador.

Estos son mis inicios. Luego pasaron muchos años, casi veinte sin hacer deporte de forma intensiva.

Ya con 35, al ver que otros colegas empezaban a correr, me entró el gusanillo. Entre ellos nuestro gran amigo Rafa, él fue el detonante de mi motivación.

No puedo olvidar que por entonces estaba muy fastidiado de la espalda (tuve una hernia). Pero me armé de valor y ganas, y empecé a entrenar sin grandes expectativas. Poco a poco me fui sintiendo más cómodo. Corría con prudencia y bajo la supervisión de un médico osteópata y fisioterapeuta.

Fue así como empecé, con dificultades pero con muchas ganas… El objetivo era cumplir un sueño que muchas personas desean: acabar un maratón. Y así fue. Tras 10 largos meses de duro entreno, no sin pasar por alguna lesión de poca importancia, corrí el maratón de San Sebastián. Es así como retomé mi actividad atlética.

Luego llegarán las carreras de montaña, la natación, la bici… Pero esos ya son otros temas.

RS: Es muy interesante que hayas afrontado una prueba tan exigente padeciendo una hernia discal. Parece claro que con los cuidados adecuados podemos superar grandes desafíos. Supongo que después del de San Sebastián vinieron otros. ¿Qué recuerdo guardas de esos maratones? ¿Qué supusieron para ti cada uno de ellos?

BLL: Así es, Ricardo. No podría seguir compitiendo y entrenando si no fuera porque, de forma regular, hago mis estiramientos y voy al fisio. De hecho, lo que hago es no esperar a sentir molestias, sino que me anticipo y cada 15 días me doy un buen repaso, donde primero me alivian los nudos musculares que voy acumulando y luego me crujen los huesos de la espalda. En definitiva es como un reset.

Pues bien, consciente de que correr sobre asfalto no era lo ideal, me propuse hacer un último maratón. Y qué mejor lugar que Berlín, famoso circuito que ostenta el récord mundial a la mayor distancia y es conocido también por su impresionante recorrido a través de todas las zonas históricas de la capital alemana.

Fue en septiembre del 2011. El sábado día perfecto para hacer turismo, para una buena alimentación rica en hidratos y para vivir el gran ambiente de la ciudad... Más de cincuenta mil atletas callejeando por Berlín.

El domingo fue un día espectacular, soleado y con una temperatura perfecta y además contábamos (lo digo en plural porque íbamos a correr seis amigos) con la presencia del plusmarquista y de otros cuantos atletas de la élite mundial

RS: El maratón de Berlín tiene fama de ser muy rápido, ¿cómo te fue a ti?

BLL: Pues bien, Ricardo, mis expectativas para este, mi último maratón en asfalto, eran reducir 6 minutos como mínimo mi marca anterior en Donosti (03:26), y así conseguir bajar de 03:20 y abandonar definitivamente esta modalidad tan exigente para pasar a otras de menor estrés.

Sí, es cierto que fue en el maratón berlinés donde se produjo el récord mundial de la disciplina en 2008, obra del etíope Haile Gebrselassie, hasta el 2011 en Frankfurt donde el keniata Kiprotich lo bate. Pero fue el 25 de septiembre del 2011 (el mismo día que corría yo) cuando Patrick Makau Musyoki batió el récord y lo situó en 02:03:38, ¡¡un tiempo impresionante!! Tiempo que volvió a ser batido este mismo año y en el mismo escenario por Wilson Kipsang Kiprotich con 02:03:23. Sin palabras…

Bueno, ahora es mi turno: entre cincuenta mil participantes me encuentro yo. Soy uno más de la marabunta humana que corre por Berlín. La temperatura es perfecta y el ambiente magnífico. A las 9:00 suena el pistoletazo de salida, es el momento que todo corredor espera. Los minutos anteriores se hacen interminables e incómodos. Ya estamos en carrera, miles de personas siguen y animan durante todo el recorrido. Berlín es famoso por cómo su gente se vuelca con este evento.

Paso los 10 km con mejor tiempo del esperado, llego a la media (21 km) un minuto por debajo del mejor escenario contemplado... Este momento es crucial, porque ya has superado parte del reto y queda menos de lo que ya has hecho y, si además el tiempo es bueno, te permites cierta relajación... sin olvidar que "el muro", (en el kilómetro treinta y dos, aproximadamente) está por llegar. Si lo consigues... ya está, prueba superada..., o eso es lo que suele pasar.

Estoy ya en el kilómetro treinta y cinco, por primera vez empiezo a notar un severo cansancio, ahora es la cabeza la que debe aguantar. El cuerpo ya ha superado sus límites y las fuerzas son mínimas, tienes que sacar la energía de donde no hay y eso hace que todo se complique. Llego al cuarenta, mi cuerpo me dice basta, no puedo más. Mi corazón dice que un poco más, ya está, que solo diez minutos y se acabó. Por tu cabeza solo pasan dos pensamientos, uno es terminar y otro no hacerlo nunca más. Te juras a ti mismo que es una locura y un esfuerzo innecesario.

Hasta aquí fue un maratón impecable, dentro de mis objetivos, claro. Y lo siguiente que pasó, ya en el kilómetro cuarenta y uno y medio forma parte de mi historia deportiva. Algo que nunca olvidaré. Ni yo ni mi familia.

RS: Una parte de tu historia deportiva que bien podría servirnos a quienes en ocasiones nos aventuramos hasta la zona limítrofe. ¿Te importaría rememorar brevemente esos últimos metros?

BLL: Mi primer recuerdo es despertar en la ambulancia gracias al sonido de la sirena y temerme lo peor. No me preguntes por qué, pero pensé en un escenario personal catastrófico. Corazón, extremidades... no sé, tal vez el momento más angustioso de mi vida.

Un enfermero alemán me hablaba y evidentemente yo no entendía nada. El único consuelo fue que ya estaba consciente, que poco a poco podía moverme aunque de forma lenta y torpe... Apenas podía articular ninguna palabra y sentía un frío escalofriante.

Total, que llegué a un hospital de la ciudad y poco a poco empecé a recuperarme. No creo que sea de interés alguno hablar de los detalles de mi recuperación. Me hice todo tipo de pruebas (las mismas que repetí una semana después en Barcelona) y parece ser que una falta de hidratación me había provocado el desfallecimiento. Ese mismo día acabé cenando en una pizzería como si no me hubiera pasado nada. Pero el susto está allí, no sólo para mí sino para mi mujer, que estuvo horas buscándome.

Lo más interesante de toda esta historia es lo que viene después: ¿Qué había pasado? ¿Cómo llegué a la ambulancia?

Ya en casa de nuevo, empecé a investigar. No sé si sabéis que en este tipo de acontecimientos hay un servicio automático de fotografía. Es decir, hay cámaras que detectan tu dorsal y luego a través de la web puedes buscarte. Eso hice y es aquí cuando descubrí a un pobre hombre, que soy yo, en brazos de dos ángeles alemanes que me vieron bastante perjudicado y decidieron acercarse a mí para aguantarme, evitando así mi caída y pudiendo llevarme hasta la meta. Esto es para mí lo más grande del deporte. Estos grandes tipos se olvidaron de sus respectivas marcas y decidieron acompañar -o más bien arrastrar- a un corredor más hasta la meta... Bueno, casi hasta la meta... Me quedé a unos setenta metros (había hecho ya más de cuarenta y dos mil), ya que la ambulancia me retiró al ver mi estado.

Luego, y tras arduos esfuerzos por contactar con ellos, establecí conexión vía mail con los dos y me explicaron todo con detalle. Pensad que de esto no recordaba absolutamente nada. Fue muy emotivo.

RS: Cornelius Castoriadis escribió sobre el término griego deinós: "Deinós es ciertamente el terrible, aquel que provoca terror (déos), el muy poderoso, pero también el maravilloso, quien muestra excelencia en una ocupación o un arte -se puede ser deinós en la natación o en la oratoria-, y es excelente hasta el punto de provocar terror y admiración". No encuentro una palabra más apropiada para poder pensar esa experiencia formidable que has vivido, una experiencia que no podemos conocer sin sentir esa mezcla de temor y admiración. Tras vivir algo de esa intensidad, ¿qué decisión adoptaste? ¿Hacia dónde dirigiste tu deseo de excelencia?

BLL: La decisión ya estaba tomada antes de correr. Iba a ser mi último maratón en asfalto. Es una gran experiencia pero supone una dedicación y un tiempo de los que no dispongo y, al ser así, el estrés que se genera es enorme.

Por otro lado, la actitud que adopté fue de prudencia, ningún plan a corto plazo hasta que las analíticas y los controles dijeran que estaba bien. Era lo más sensato y así lo hice.

Bien es cierto, y por ello es peligroso, que el cuerpo olvida; ¡un mes después ya crees que no ha pasado nada! Crees que todo está olvidado. Es aquí cuando debes recapacitar y tomar una decisión inteligente. En mi caso fue la de ratificar mi resolución de no competir más en asfalto y buscar otra modalidad menos delicada. Aquí, en ese momento, empecé a experimentar con el trail running o las carreras de montaña.

A priori parece una locura. Es evidente que el desnivel suele ser importante, que la duración de las carreras es muy superior, que las alturas pueden afectarte, que la mala alimentación te pasa factura…, encontraríamos muchas incongruencias en mi decisión anterior. Pero no es así: la montaña te hace disfrutar, no estresa, no te invita a batir marcas ya que cada carrera es diferente. No importa en qué posición quedes, solo interesa disfrutar de la naturaleza, y os prometo que es sin duda una actividad altamente gratificante. Y es allí donde encuentro parte de la excelencia, al disfrutar del deporte sano sin adquirir riesgos innecesarios.

RS: ¿Es en ese momento cuando comienzas a dedicar tiempo a la natación o ya la practicabas con anterioridad?

BLL: Practicar la natación no, pero interés por esta actividad deportiva siempre lo he tenido. Es más, no cabía en mi cabeza lo manifiestamente torpe que me sentía cada vez que entraba en contacto con el agua. Es paradójico, uno puede estar en forma corriendo y ser un auténtico zoquete nadando. ¿Te puedes creer que hace un par de años era incapaz de nadar siquiera dos piscinas de 25 m sin antes sufrir un colapso respiratorio…? Eso me provocaba un total rechazo a practicar este deporte.

Hasta que un día decidí lanzarme a la aventura y me puse como reto superar esa incapacidad total para el nado. Fue entonces cuando me hice socio de La Salle y empecé, con muchas dificultades, mis periplos en la piscina; con la suerte de topar a un personaje aparentemente amable que nadaba con asiduidad junto a una encantadora mujer en la misma piscina. Sin dudarlo, un día me acerqué; me picaba la curiosidad ya que siempre te veía rodeado de objetos para nadar. Y así nos conocimos, Ricardo. Te pregunté si me darías alguna clase y aceptaste con mucho gusto.

A partir de aquí se sucedieron varios encuentros que cambiaron totalmente mi, insisto, desafortunada forma de nadar. Y hasta hoy he llegado, con mis limitaciones, pero pudiendo decir que sé nadar.

Como en todos los deportes la motivación y la entrega son lo más importante. Esto no me falta, he encontrado en la natación una práctica magnífica, saludable, y a medida que más aprendo, más lo aprecio. Nunca habría pensado lo divertido y excitante que es nadar sin miedo en aguas abiertas. El disfrute que siento en la montaña lo replico en al agua. Y, ¿qué mejor que poder combinar dos deportes en la naturaleza que nos rodea? Veo un futuro donde la natación contará cada vez más, en el que todos sabremos las virtudes físicas de este deporte.

RS: Me lo puedo creer y hasta puedo recordarlo, Borja. Lo que no deja de sorprenderme es la enorme y constante evolución que estás realizando. Pasar de las dificultades respiratorias en los 25 m a nadar 3000 m en aguas cantábricas este verano solo puede ser fruto de la esmerada dedicación al trabajo técnico que has realizado. Y sí, aquella pregunta tuya está en la base de aquello en lo que se ha convertido nuestro pequeño grupo de natación. No tengo ni idea de hacia dónde hubiera derivado el proyecto Natación Progresiva sin la hospitalidad de tu pregunta. Lo que sí sé es que me gusta mucho en lo que vosotros estáis convirtiéndolo. ¿Cuáles son los objetivos que te planteas en la natación para la temporada 2013-2014?

BLL: Los objetivos son muchos, el primero consolidar mi progresión. Soy consciente de mi mejoría, sin embargo tengo un largo recorrido por delante. Ya sabes que el efecto tijera de mis piernas sigue estando allí aunque de forma más reducida. Perfeccionar el viraje sigue siendo algo pendiente, voy mejorando pero sigue agotándome. Respirar de forma bilateral es otro de los puntos por mejorar. Si lo consigo (el primero y el tercero)…, quién sabe, tal vez me apunte a un maratón con los avanzados del grupo. Por ahora, Ricardo, me centraría en nadar durante alguna competición corta de aguas abiertas, por ejemplo algo parecido a la del 1 de noviembre en L'Estartit (3000 m), y en seguir mejorando poco a poco. Y si hablamos de piscina…, bajar de los 28 min en los 1500 m; sería algo que me encantaría.

RS: Todos ellos me parecen objetivos muy razonables y hasta muy prudentes. No hace muchos días pude compartir contigo unas brazadas en el mar. Si no recuerdo mal, nuestra travesía fue de unos 2500 m. Por otra parte, conociendo como conozco tu dedicación al trabajo técnico, estoy seguro de que los virajes y la respiración bilateral serán parte de tus habilidades técnicas en muy poco tiempo, y las "tijeras" acabarán cerradas. Y sobre el trabajo técnico quería conocer tu opinión, ¿qué importancia tiene este para ti en los diferentes deportes que practicas?

BLL: Es algo fundamental, sin él uno está perdido. Por eso es importante, desde el principio, prestar atención a la técnica. No hace falta irse muy lejos; en nuestra piscina hay mucha gente que lleva años y años nadando con un estilo pésimo y un resultado mediocre. Si lo corrigieran, notarían una mejoría exponencial en sus resultados. Cuántos "pierna-tijeras" vemos al día, con los brazos extendidos sin hacer recodo, con virajes a lo Robocop, o serpenteos del cuerpo más propios de animales anfibios que de un deportista. Yo, Ricardo, he pasado por todo eso y sigo teniendo un recorrido de mejora importante. Pero sin el trabajo técnico, sería imposible reducirlo.

Y sí, es cierto, hay un total paralelismo con el resto de los deportes: una buena pisada en atletismo, una buena técnica de subida utilizando los brazos y las rodillas o la inclinación correcta en bajada durante las carreras de montaña, una buena posición aerodinámica en ciclismo, y un largo etc. La técnica, por pesada que a veces parezca, es sin duda fundamental.

RS: ¿Cómo estás experimentando la alternancia de entrenamientos para los diferentes deportes? ¿Observas algún tipo de interacción?

BLL: Sí, este es un punto interesante. Pienso que hay dos filosofías diferentes. Una es la de dedicarse por completo a una sola actividad, con lo cual la progresión tal vez puede ser más rápida; y la otra es la de combinar diferentes actividades, y este es mi caso. Escogí esta fórmula por varias razones: correr es algo que llevo dentro de mí, ya desde pequeño practicaba este deporte y me encanta. Nadar es sin embargo un reto y un ejercicio que me gusta cada vez más, porque no negaré que al principio era desmoralizante. Ahora ya puedo presumir de encontrar momentos de gran disfrute, y eso hace un año no podía decirlo. En definitiva, la alternancia me aporta diversidad, menos monotonía, diferentes formas de disfrutar de la naturaleza, complementariedad, retos diversos o nuevas amistades. Y, ¿qué mejor método para ponerse en forma que practicar dos deportes tan diferentes?

Si lo que buscamos es saber si uno le aporta al otro, la respuesta es que con algunas cosas sí pero en otras no. Un buen ejemplo es el tema respiratorio: los casos son tan diferentes que me cuesta pensar que la interacción de ambos deportes sea de ayuda. Muscularmente, creo lo contrario: pienso que un deporte ayuda al otro aunque los músculos que se utilicen sean diferentes; su desarrollo suma. Y en temas cardiovasculares, lo mismo. Por otro lado, después de una sesión dura de trail running, qué mejor que otra de relajación en la piscina.

RS: Me consta que viajas con mucha frecuencia, ¿cómo incide ese factor en tus entrenamientos y qué haces para minimizar los posibles efectos adversos?

BLL: Cierto, Ricardo. Viajo con frecuencia en determinados periodos del año. Y es en esa época cuando más me cuesta mantener la forma. Sobre todo en natación. Son varios viajes pero de corta duración y diferente destino. Y encontrar un hotel con piscina cubierta es harto difícil.

¿Cómo minimizo los efectos adversos? O bien corriendo o bien utilizando el gimnasio del hotel, algo que me resulta muy aburrido. Sin embargo sí hago lo primero, es decir, correr… y aprovecho para hacer turismo. Esté donde esté, corriendo puedo ver mucho más de lo que vería caminando. Eso sí, siempre con un billete de 20 € y un móvil. No sería la primera vez que me pierdo y aparezco a kilómetros de mi destino final.

RS: Para concluir, me gustaría saber qué pautas de nutrición e hidratación sigues para hacer frente a desafíos tan exigentes.

BLL: Las pautas de nutrición e hidratación antes de competir suelen ser las siguientes: mucho líquido los días anteriores; hidratos y comida fácil, ligera y magnesio para posibles tirones musculares. Otra cosa es durante la competición. Nadando no lo sé, ya que nunca he hecho una larga distancia, pero espero que eso cambie en breve. Para correr, después de mi experiencia en Berlín, cambié totalmente mi forma de actuar. En cada avituallamiento me paro a beber algo isotónico o agua; y en el caso del trail running como: puede ser fruta (naranja o plátano), frutos secos o cualquier barrita energética propia de estas carreras.

Bien es cierto que no soy un experto, y los temas de nutrición me interesan. Una mala experiencia, aparte de la de Berlín donde me deshidraté, ocurrió el año pasado en una carrera media de montaña. Después de terminarla, no con poco sufrimiento, analicé mi alimentación durante los cuatro días anteriores para darme cuenta de que exclusivamente había tomado ensaladas y pescado. Creo que subestimé el esfuerzo que supone una carrera de este tipo y me faltó la gasolina que, por ejemplo, da un buen plato de pasta.

En definitiva, es un tema que me interesa muchísimo.

* Licenciado en Ciencias Empresariales y MBA por CEF. Nacido en Barcelona 1971. Casado con 4 hijos. Gerente de Grupo Lamadrid - Editor Textil volver

Bibliografía

Castoriadis, Cornelius. Figuras de lo pensable. Madrid: Ediciones Cátedra, 1999, 40-42.

el placer de nadar

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